A
veces nos ponemos tristes, o desanimados, pensando que "seré feliz
cuando...", cuando conozca al hombre/mujer de mis sueños, cuando me case,
cuando me gradúe, cuando tenga el trabajo que quiero, cuando logre comprarme un
carro, cuando tenga un hijo, cuando tenga otro, cuando...
Sabemos que Dios tiene cosas grandes
para nosotros, planes perfectos que no conocemos, y vivimos esperando en Él,
esperando que llegue un día en específico donde pensamos que veremos nuestros
sueños realizados, o la voluntad de Dios cumplirse en nuestras vidas y así
podamos sentirnos "felices". Pero, qué hay de nuestro
"hoy"? Cada hoy, cada día que Dios nos da, es un regalo de su parte,
es una bendición, es algo por lo que tenemos que agradecerle, y disfrutarlo.
Llenarnos de gozo por un día más de vida, por su compañía. Apreciemos los
pequeños detalles que Dios nos brinda en cada día.
Decidamos
vivir un día a la vez, como dice en Mateo: "Así que, no os afanéis por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su
propio mal. (San Mateo 6:34 RVR1960)