Para nadie es un secreto que hoy en día en las conversaciones de los venezolanos ajuro se toca el tema de la situación del país, ya sea de la inseguridad, escasez de alimentos, escasez de medicinas, desempleo, etc.
Últimamente he escuchado a varias personas, cuando se toca el tema, decir que hay que ser positivo, que odian escuchar que se quejen del país, que aún podríamos estar peor y que en realidad deberíamos agradecer que al menos tenemos lo necesario para vivir. Y ustedes dirán "oye, tienen razón". Pero yo pregunto: ¿y los que no? ¿y los que no les alcanza su salario para comprar los alimentos? ¿y los que han perdido familiares a causa de la inseguridad o por no conseguir un medicamento? ¿y todos aquellos que sí tienen que hacer las colas en los supermercados porque no tienen para comprar la comida revendida por los bachaqueros? ¿y los que no tienen nada de lo que tú tienes?
Es muy fácil para nosotros querer tapar el sol con un dedo, ponernos una venda en los ojos y meternos en la mente que todo está bien y que en medio de la crisis podemos surgir. Que no todo está tan mal porque no nos falta la comida. "El vil egoísmo que otra vez triunfó"... esa parte del himno lamentablemente ha cobrado vida. Muy bien, me alegro por todos los que ganan mucho más del sueldo mínimo, por los que tienen qué comer en sus casas, me alegro por los que no han perdido familiares a causa de la falta de medicinas, de hecho yo tampoco he tenido necesidad de nada y me alegro y agradezco por eso, pero ¿saben qué? No somos el ombligo del mundo, no somos los únicos que viven en este país, hay más gente allá afuera. ¿En qué momento nos volvimos tan egoístas?